Mons. Baltazar Porras // Medellín 40 años
Medellín es para la mayoría una referencia a algo lejano. Sin embargo, la memoria como clave de lectura es una herramienta antropológica y teológica, útil. La ruptura con el pasado lleva al desconocimiento y hasta el desprecio de lo recibido de nuestros mayores. Se gestó una nueva percepción del creyente y del papel de la Iglesia en el marco doloroso de la pobreza y de los regímenes de fuerza que irrumpieron en aquellos años. Convirtió a la Iglesia en la protectora y custodia de los derechos humanos y del respeto a la vida. Medellín es, pues, punto de llegada de un proceso y catapulta para un nuevo impulso, vigente como memoria esperanzada hoy, en Aparecida.
Las claves de lectura de la actualidad de Medellín abren una línea de reflexión propia y plural en América Latina: "una nueva manera de concebir al hombre, a la historia y a Dios". La segunda clave es la atención, discernimiento e interpretación de los signos de los tiempos. De allí, los impulsos que Medellín dio a la catequesis, la pastoral popular la religiosidad, la inculturación y la liberación integral.
Por supuesto que la pobreza y exclusión con su correspondiente opción preferencial por los pobres, es uno de los distintivos de Medellín y de la acción pastoral y testimonial de la Iglesia en estos cuarenta años. No podía ni puede ser de otra manera, siendo nuestro continente el que ostenta el triste título de ser el más inequitativo del mundo.
Hacer memoria, escudriñar la actualidad de Medellín es abrir una ventana a la esperanza, a convertirnos en discípulos y misioneros para que este continente sea el continente del amor, de la vida y de la paz.
[email protected]